domingo, 6 de marzo de 2016

POLEÁ con canela y miel

     
      Llegaron los días previos a la
Semana Santa y no hay cuaresma que se precie sin una buena “Poleá” en la mesa. Al igual que el “Arroz con leche” la “Poleá” es una receta muy típica de estos días que cada vez se hace menos. Yo tengo que reconocer que no lo había comido mucho aunque me consta que a mi abuelo le gustaba mucho.

      Un día, por azar me lo sirvieron en un restaurante y he de reconocer que me sorprendió mucho su sabor. Huele fenomenal y los ingredientes son muy básicos. El sabor es realmente delicioso porque es una mezcla entre canela y anís que no deja indiferente.

     Os animo a que la hagáis porque quizá os pase como a mí. ¡No os dejéis engañar! ¡los postres caseros de antaño tienen un sabor que los hacen únicos y están lejos de ingredientes extraños!
            
       Os detallo los ingredientes:

  • ·         75 g. de aceite de oliva (si es virgen extra aún mejor)
  • ·         1 cascara de limón.
  • ·         1 ramita de canela (o canela en polvo)
  • ·         10 g. de matalauva o anís en grano.
  • ·         120 g. de azúcar (al gusto)
  • ·         70 g. de harina de trigo.
  • ·         750 g. de leche entera.
  • ·         Miel y picatostes… o palitos de chocolate… etc.

¡Ahí van los pasos para hacer este riquísimo postre de cuaresma!

1.      Lo primero es poner al fuego el aceite, la matalauva, la canela y la cáscara de limón. Deberá hervir durante unos segundos para asegurarnos de que toda la esencia queda en el aceite. Apartamos del fuego, colamos el aceite y lo reservamos. Si te gusta, puedes dejar en el aceite un poquitín de matalauva para que después aparezca en la crema… a mí me resulta agradable…

2.      Ahora vuelve a poner a fuego medio-alto el cazo con el aceite, la leche, el azúcar y la harina. Este momento es quizá el más complicado. ¡No debes dejar de remover para que ligue bien la mezcla! Poco a poco notarás que va espesando. Cuando esté en su punto apártala del fuego. ¡Ya la tienes!

3.      Repártela en cuencos de barro (es más típico) o vasitos y deja que enfríe. Para servirla lo ideal es echarle un chorrito de miel y unos picatostes. Este postre puede servirse calentito o frío. ¡Todo depende el gusto de los comensales! ¡A mí me encanta de las dos formas!

¡Y ya lo tienes! Quizá no lo conocieras o pienses que es un poco extraño pero os puedo asegurar que está realmente rico. ¡Tiene un olor a canela y anís que no se puede describir!

Los que tengáis Thermomix también podréis hacerla porque sale muy bien y con ella es aún más fácil hacerla. Si alguien necesita el proceso ya sabe dónde encontrarme.

¡Os mando un saludo a todos y espero que os animéis a realizar estas recetas tradicionales que nunca fallan!

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